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Lo que el Teatro Clásico de Mérida puede enseñarte sobre Entrevistas de Trabajo

  • Foto del escritor: isabelsilos
    isabelsilos
  • 20 ago
  • 6 Min. de lectura

Del escenario al proceso de selección: nervios, preparación y autenticidad para brillar en tu “puesta en escena


Preparación, autenticidad y el valor de tu “puesta en escena”

 

Cada verano, Mérida se convierte en un escenario único. El Festival de Teatro Clásico transforma el imponente Teatro Romano en un lugar donde actrices, actores y público vibran con cada representación. Entre luces, vestuarios y ensayos se gesta la magia que más tarde arranca los aplausos.

 

Pero ese aplauso no nace en el escenario: se gesta en los ensayos. Entre marcas en el suelo, respiraciones contadas y textos subrayados. Incluso quienes llevan décadas sobre las tablas sienten el cosquilleo previo, esa mezcla de emoción y responsabilidad que indica que lo que viene importa.

 

No es tan distinto a una entrevista de trabajo. Lo que ocurre en 30 o 45 minutos es el resultado de lo que hiciste antes, de cómo gestionas el momento y de lo que transmites después. En ambos escenarios hay guiones, ensayos y momentos para improvisar. También hay público: un equipo de selección pendiente de cada palabra, gesto y silencio.

 

En teatro el aplauso se escucha al instante; en las entrevistas, la respuesta puede tardar. Pero en ambos casos, el reconocimiento llega gracias a un trabajo invisible que empieza mucho antes de “salir a escena”.


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Los nervios antes de salir a escena… y antes de entrar a una entrevista de trabajo

 

Pocas personas se libran de sentir ese cosquilleo en el estómago antes de salir al escenario. Incluso intérpretes con décadas de experiencia reconocen que, si los nervios desaparecen, es que algo se ha apagado.

 

En las entrevistas de trabajo ocurre lo mismo. Ese hormigueo es señal de que la oportunidad te importa. El objetivo no es hacerlo desaparecer, sino aprender a gestionarlo para que trabaje a tu favor.

 

En teatro, se respira hondo, se repasan mentalmente las primeras frases y se confía en todo el trabajo previo. En una entrevista, la preparación también es tu mejor aliada.

 

Ensayos: la preparación invisible que marca la diferencia

 

Lo que el público ve es solo la punta del iceberg. Detrás de cada representación hay meses de ensayos, ajustes de guion, pruebas de vestuario y cambios sutiles en el tono o en la postura. En una entrevista, tus ensayos son:

 

  • Investigar sobre la empresa y el puesto.

  • Analizar la oferta para identificar lo que buscan.

  • Preparar ejemplos concretos de tu experiencia.

  • Anticipar preguntas y entrenar tus respuestas.

 

Igual que quien interpreta no improvisa todo el papel, tú tampoco deberías improvisar tu entrevista. Puedes y debes dejar espacio a la naturalidad, pero con una base sólida.

 

Antes de salir a escena: prepara con cabeza, no con prisa

 

Memoriza el “guion”:

 

  • Empresa y contexto: qué hacen, a quién sirven, en qué momento están.

  • Puesto y prioridades: tres retos clave del rol para los próximos meses.

  • Quién entrevista: si conoces su perfil, ajusta ejemplos y lenguaje.

 

Ensaya tus “escenas”. Trabaja tres historias tipo CARR (Contexto–Acción–Resultado–Reflexión).

 

  • Un logro medible.

  • Un problema resuelto.

  • Un aprendizaje.

 

Ejemplo: “En [Contexto] detecté [Problema]. Actué [Acción concreta]. Logramos [Resultado medible]. Hoy aplico [Aprendizaje] en [Situaciones similares].”

 

Diseña la escenografía (lo que se ve y se siente)

 

  • Online: fondo neutro, buena luz frontal, cámara a la altura de la mirada, pruebas de micro y enlace.

  • Presencial: planifica ruta, tiempo de llegada, acceso y vestimenta acorde al entorno.

 

Prepara tu apertura. Los primeros 90 segundos marcan el tono de la entrevista. Resume de forma breve y clara:

 

  • Quién eres.

  • 1 o 2 fortalezas clave.

  • Por qué te interesa el rol y la empresa.

 

Ejemplo: "Soy [perfil] con X años de experiencia en [área]. En los últimos meses he [logro breve]. Este rol me interesa porque [encaje con retos] y creo que puedo aportar [fortaleza alineada]."

 

Autenticidad sobre el escenario y en la entrevista de trabajo

 

En el teatro clásico, un personaje se hace creíble cuando se mezcla con la esencia de quien lo interpreta. No es una copia exacta de la realidad, pero tampoco es fingido. Lo mismo ocurre en una entrevista: no se trata de actuar ni de inventar, sino de mostrar tu mejor versión sin perder autenticidad.

 

Las empresas buscan talento, pero también personas que encajen en su cultura. Y esa conexión solo surge si lo que transmites es genuino.

 

Durante la función: presencia, ritmo y conexión

 

¿Cómo mostrar autenticidad en una entrevista? Igual que en el teatro: estando presente, transmitiendo calma y manteniendo el ritmo de la conversación.

 

Entra con calma: tu respiración también habla. Antes de empezar, haz tres respiraciones profundas. Eso baja la tensión y te ayuda a centrarte. Acompáñalo con una sonrisa natural, que transmite cercanía y seguridad. Recuerda, la calma se contagia y las pausas no son silencios incómodos, son espacios que te dan control.

 

Escucha para responder, no para soltar respuestas aprendidas:

 

  • Repite la pregunta o parafrasea (Si te entiendo bien, buscáis…).

  • Responde con datos o una historia CARR.

  • Cierra con un breve resumen (En síntesis, aportaría X y evitaría Y).

 

Improvisa con criterio:

 

  • Reconoce lo que no sabes. Decir “No lo sé todavía, pero así lo investigaría…” transmite honestidad y capacidad de aprendizaje.

  • Gana tiempo con inteligencia. Reformula la pregunta: “Hay dos formas de enfocarlo…” y te das un respiro para ordenar ideas.

  • Conecta con principios generales. Si no tienes experiencia directa, comparte cómo lo abordarías desde lo esencial: “La clave es priorizar por impacto y coste…”.

 

Destaca un momento clave y cierra con fuerza. La memoria se queda con dos instantes: el más potente y el final.

 

  • El momento clave: coloca tu logro más relevante en la mitad de la entrevista, cuando la atención está en su punto álgido.

  • El cierre: agradece la conversación, resume por qué encajas y pregunta por los siguientes pasos.

 

Ejemplo de cierre: "Gracias por la conversación. Me ilusiona el reto de [X] y creo que mi experiencia en [Y] encaja con [Z]. ¿Cuáles serían los próximos pasos?"

 

Tras bajar el telón: seguimiento y aprendizaje

 

En Mérida, cuando se apagan las luces y el público aplaude, el trabajo no termina. El elenco se reúne, repasa la función, comenta lo que funcionó y lo que se puede pulir para la siguiente. Cada representación es única, pero siempre deja aprendizajes.

 

En las entrevistas pasa lo mismo. A veces la respuesta es un “sí”, otras un “no” y muchas veces un “todavía no”. Pero en todos los casos hay un valor que puedes extraer: revisar qué funcionó, qué mejorarías y cómo mantener el contacto con la empresa.

 

  • Reflexiona en frío. Pregúntate: ¿qué cuestiones respondí con seguridad?, ¿en cuáles sentí que podía mejorar?, ¿qué reacciones percibí en la persona que me entrevistaba?

  • Toma notas. Igual que un guion marcado, anotar impresiones justo después te permitirá aprender y prepararte mejor para la siguiente.

  • Cierra el círculo. Un email breve de agradecimiento no solo demuestra interés y cortesía, también te da la oportunidad de reforzar un punto clave o añadir un detalle que olvidaste en la conversación. Ejemplo: "Gracias por la entrevista de hoy. He disfrutado mucho con la conversación y me motiva especialmente el reto de [X]. Si necesitáis ampliar información sobre [Y], estaré encantada/o de compartir más detalles. Quedo pendiente de los próximos pasos."

 

Como una actriz o un actor crecen con cada función, tú también puedes crecer con cada entrevista. Lo importante no es solo si te dan el papel, sino cómo usas cada experiencia para mejorar tu próxima actuación.

 

Lo que puedes llevarte del teatro a tu búsqueda de empleo

 

  • Acepta los nervios y ponlos de tu lado. Respira, haz pausas y conviértelos en energía positiva.

  • Ensaya y prepara. La improvisación sin base es un salto al vacío innecesario.

  • Mantén tu autenticidad. No hay papel más poderoso que el que nace de tu esencia. No actúes: conecta.

  • Cuida tu puesta en escena. Puntualidad, actitud, comunicación verbal y no verbal: todo transmite.

  • Aprende de cada función. Incluso las que no terminan con aplausos dejan aprendizajes para la siguiente vez.

 

El teatro clásico y las entrevistas comparten mucho más de lo que parece: preparación invisible, nervios que suman y recuerdan que importa, autenticidad que convence y cierres que dejan huella.

 

Porque, igual que en Mérida cada verano el telón vuelve a abrirse, en tu búsqueda de empleo cada entrevista es un nuevo acto. Prepárala, vívela y aprende de ella.

 

Y recuerda: lo que no se ve en escena… es lo que hace brillar tu actuación.

 

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