Saber decir no, es importante.
Saber cómo decir no, aún más.
Recibes una llamada. La llamada.
Y te dicen: ¡has sido la persona seleccionada!
Hasta aquí, todo bien. Es una excelente noticia.
La confirmación de tu empleabilidad.
Del encaje y el atractivo de tu perfil en el mercado laboral.
Además del previsible comienzo de una bonita relación laboral.
O no.
Porque decir sí, cuando quieres decir no, te complica la vida.
Y deja al descubierto la importancia de saber decir no.
De saber decirlo bien y en todo tipo de situaciones.
Ventajas asociadas a saber decir No.
Si buscas en Google “saber decir no” te devuelve unos 2.700.000.000 resultados con titulares en los que aparecen términos como asertividad, habilidad y límites, entre otros. Sin duda, es un tema que genera interés y muchos estudios, artículos y reflexiones al respecto. Tal vez por las numerosas ventajas asociadas a saber decir No.
Antes de desvelar algunas de esas ventajas, ¡buenas noticias! Saber decir no es una habilidad que puede entrenarse y desarrollarse.
Establecer límites. Decir No puede ayudarnos a establecer límites y a evitar enredarnos en situaciones que nos incomodan, no nos gustan o nos restan. Decir no supone poner límites, tomar el control y no ceder ante los deseos, necesidades o manipulaciones. Especialmente importante en situaciones de estrés o alejadas de nuestra cotidianeidad o zona de confort.
Priorizar nuestras necesidades. Decir No también nos permite priorizar nuestras propias necesidades y objetivos. Al negarnos a hacer algo que no queremos hacer, podemos centrarnos en aquellas cosas que realmente nos importan, experimentando una placentera sensación de libertad. De tomar las riendas de nuestra vida, sin dejarnos arrastrar por las decisiones de otras personas.
Aumentar nuestra autoestima. Decir No puede ayudarnos a aumentar nuestra autoestima, ya que nos permite reconocer y respetar nuestros propios límites y necesidades. Cuando decimos no ganamos en seguridad y nos reafirmamos.
Fomentar relaciones más saludables. Decir No puede ser una forma de establecer relaciones más saludables. Comunicar de forma clara y honesta nuestras preferencias y límites, diferenciando aquellas cosas que sí podemos asumir o realizar de esas otras que no, puede ahorrarnos resentimientos y conflictos innecesarios.
Ahorrar tiempo y energía. Decir No puede ayudarnos a ahorrar tiempo y energía al permitirnos evitar compromisos innecesarios o actividades que no nos interesan. Esto puede ser especialmente importante en situaciones en las que disponemos de poco tiempo o tenemos una agenda apretada.
En resumen, saber decir No puede ayudarnos a establecer límites, priorizar nuestras necesidades, aumentar nuestra autoestima, fomentar relaciones más saludables y ahorrar tiempo y energía.
Frenos para decir No.
A pesar de las numerosas ventajas asociadas, decir No entraña ciertas dificultades. Y para comprobarlo, ¡te lanzamos una pregunta! ¿Te has sorprendido diciendo sí a un plan, una propuesta o una tarea completamente alejada de tus preferencias o necesidades?
Decir "no" puede ser difícil por varias razones, quizás entre ellas encuentres la que te llevó a decir sí a ese plan, propuesta o tarea:
Temor al rechazo o al conflicto. Al decir No, podemos preocuparnos de que la otra persona se sienta herida o molesta. También podemos temer que la otra persona nos juzgue o nos rechace si no hacemos lo que nos pide.
Preocupación por la imagen pública. Nos preocupa la imagen que proyectamos y sentimos que decir No, nos haga parecer personas desagradables o poco cooperativas.
Dificultad para establecer límites. A algunas personas les resulta difícil establecer límites y decir No, porque no quieren decepcionar o perder la aprobación de otras personas.
Sentido de responsabilidad excesivo. Algunas personas sienten una gran responsabilidad para satisfacer las necesidades y deseos de los demás, pudiendo sentir que decir No es egoísta o irresponsable.
Recordemos que decir No es una habilidad importante para establecer límites saludables y cuidarnos. Aprender a decir No exige tiempo y práctica, potenciando el empoderamiento y las relaciones interpersonales.
Cuando el No es a una Oferta de Empleo.
Acompáñanos en estos dos escenarios:
Has aceptado un trabajo que sabías no te haría feliz o que incluso te haría infeliz. Y después te has sentido fatal, porque no era lo que deseabas. Si no supiste poner nombre a esa emoción, quizás te guste saber que era o es frustración en su estado más puro.
Has rechazado un trabajo y después te has sentido como si hubieses hecho algo malo, inexplicable e injustificable. La culpa nunca llama, pero entra y lo llena todo.
Y a la lucha interna por ese sí o ese no, debes sumar las voces externas que vendrán a sembrar más dudas, con certezas bienintencionadas que claman tu equivocación, tanto en uno, como en otro caso. Voces que podrán el acento en tu equivocación al no esperar y decir sí a una oportunidad que no satisfacía tus necesidades y aspiraciones o bien en tu rechazo de una oportunidad, ¡con la que está cayendo ahí fuera y lo mal que está todo!
Has dicho sí, cuando querías decir no.
Si has tomado la decisión de decir sí, ¡adelante! Las decisiones tomadas, siempre son las mejores. Lo demás, imaginación y suposiciones que nos alejan del presente. Empieza en ese nuevo empleo, da lo mejor de ti y sigue con la búsqueda. Ya sabemos que es más complejo seguir con la búsqueda estando en activo, pero nadie dijo que fuera fácil.
¿Qué puede pasar?
Qué ese trabajo al que diste un sí dubitativo te sorprenda para bien y sientas que has dado en la diana, poniendo fin a esa búsqueda en paralelo. Si ese es el motivo, ¡toca celebrar el acierto! No obstante, si detrás de la decisión únicamente se esconden los miedos, la complejidad o el trabajo extra que implica mantener la búsqueda de otra posición que responda en mayor medida a tus aspiraciones y necesidades, no podemos dejar de animarte a ¡persistir! E incluso buscar ayuda externa para aliviar la carga y llegar más rápido.
Qué mantengas la búsqueda y llegue el día en el que tengas que comunicar tu salida. Aquí es importante saber cómo dar y gestionar esa noticia para no cerrar ninguna puerta.
Has dicho no, cuando querías decir no.
No serás ni la primera persona, ni la última persona en rechazar una oferta.
Si la empresa tiene clara las reglas del juego, ya sabrá que existe esa posibilidad.
Por tanto, lo que importa no es el rechazo, es cómo y cuándo lo comunicas.
Entre los motivos de desencuentro más sonados tras un no a una oferta de empleo podemos encontrar los siguientes:
Condiciones. Si el salario o los beneficios sociales no se ajustan a las expectativas o no son lo suficientemente atractivos, es posible que la persona decida rechazar la oferta. En este caso, puede ser interesante abrir la puerta a una negociación o la posibilidad de pactar una subida progresiva en un tiempo determinado.
Crecimiento. Percibir que las oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional son nulas o limitadas, también puede desencadenar el rechazo de una oferta de empleo.
Cultura. Cuando los valores y la visión de la persona chocan con la visión y los valores de la empresa, rechazar la oferta parece la opción razonable, aunque en estos casos, explicarlo es más complejo y delicado.
Contraoferta. La persona puede recibir una contraoferta, desde su empresa actual o desde otra empresa en cuyo proceso de selección participa en paralelo. En ese caso, podríamos decir que el puesto o la empresa no eran su primera opción o salen perdiendo en la comparativa.
Comunicación. Si el proceso de selección no es fluido y claro, si la persona no se siente cómoda o no conecta con los mensajes y los interlocutores e interlocutoras, si se reciben referencias negativas sobre la empresa, el departamento o el área, se dispara, de nuevo, la posibilidad de rechazar la oferta de empleo.
Conocimientos y competencias. Si la descripción detallada del trabajo no coincide con las habilidades y experiencia de la persona o esta no se siente atraída por las responsabilidades del puesto, puede optar por rechazar la oferta.
Cambio de residencia. La ubicación geográfica del puesto puede resultar determinante en aquellos casos en los que implica un cambio de residencia. Es tentador aplicar a una vacante, sin analizar en profundidad determinadas implicaciones. Incluso avanzar en el proceso manteniendo ciertas dudas o reservas. Para descubrir en última instancia que el traslado asociado a la aceptación de la oferta no encaja dentro de los planes actuales. La frecuencia es tan elevada que muchas empresas, de un modo más o menos velado, priorizan a personas de la zona. Seguro que has leído entre los requisitos de algunas algo parecido a: imprescindible residencia en la provincia del puesto vacante.
En resumen, hay muchos factores que pueden influir en la decisión de rechazar una oferta de empleo. Y es importante que las empresas comprendan estos factores y trabajen para abordarlos, de cara a atraer y fidelizar los mejores talentos.
Al margen del motivo, es fácil coincidir en la siguiente afirmación: a nadie le gustan las calabazas. Y a las empresas tampoco. Hay formas de suavizar o reducir el impacto negativo al comunicar la decisión. A continuación, algunos consejos que pueden ayudar a hacerlo de forma profesional y cordial:
Responde. Siempre. Preferiblemente en el menor plazo posible. Tómate el tiempo necesario para analizar y valorar, pero no dilates la respuesta una vez tengas clara la decisión. Demuestra que entiendes el impacto de tu No en la situación de la empresa.
Argumenta. Explica de forma natural el motivo o los motivos que te llevan a declinar la oportunidad. Si bien no tienes que dar una explicación detallada de por qué rechazas la oferta, es importante expresar tus motivos con honestidad. Si la oferta no cumple con tus expectativas salariales, por ejemplo, puedes mencionar que estás buscando una compensación más acorde a tu experiencia y habilidades. Si no deseas dar detalles específicos, puedes explicar que has decidido seguir buscando otras oportunidades que se ajusten mejor a tus objetivos profesionales a largo plazo.
Agradece. La atención y el tiempo dedicado. Menciona expresamente el trato recibido por parte de tu interlocutor o interlocutora, ya sea de la empresa final o intermediaria. Esa persona ha apostado por ti, ha sabido ver tu potencial y no dejará de verlo al trasladar tu rechazo, si le reconoces y agradeces. Aunque no aceptes la oferta, es importante construir y mantener relaciones profesionales positivas de cara a favorecer el desarrollo tu carrera.
Recomienda. Ofrécete a dar difusión y compartir la oferta entre tus contactos. O, en el mejor de los casos, a referenciarles a alguna persona.
Por si te decides a comunicar tu No por mail, aquí te dejamos una plantilla que podrás usar como guía. No olvides darle tu toque personal.
Estimado [nombre del contacto],
Espero que se encuentre bien. Le agradezco mucho la oferta que me ha presentado para la posición de [nombre del puesto]. Aprecio su tiempo y consideración durante todo el proceso de selección.
Lamentablemente, he decidido no aceptar la oferta de trabajo en esta ocasión. He evaluado cuidadosamente mis objetivos profesionales y he decidido seguir buscando oportunidades que se ajusten mejor a mis intereses y habilidades a largo plazo.
Quiero expresarle mi más sincero agradecimiento por el tiempo y el esfuerzo que ha invertido en mi candidatura. Ha sido un placer conocer a su equipo y aprender más sobre su empresa y sus proyectos.
Le agradecería si pudiera mantenerme en su base de datos de talentos para futuras oportunidades que pudieran surgir. Estoy interesado en seguir en contacto con su empresa y continuar explorando posibles oportunidades de colaboración.
De nuevo, muchas gracias por su consideración y le deseo lo mejor en sus esfuerzos futuros.
Atentamente,
[Su nombre]
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